La de Venezuela es una historia triste de abusos. Aquí, seis argumentos del por qué es un error asustar a la población tica con el ejemplo chavista.
Después de semanas de campaña en Costa Rica con videos, memes y enlaces que hacen referencia a que el país podría terminar como la Venezuela de Chávez si gana la izquierda, quiero compartir seis argumentos del por qué me parece un error, y una irresponsabilidad hacer esa comparación:
1. Son dos economías distintas
La primera diferencia es básica. Son países con modelos de producción que no se relacionan en lo más mínimo. Venezuela es un país petrolero, que produce unos 2800 millones de barriles diarios (OPEP, 2013). Costa Rica, al no tener petróleo ni nada parecido, debió apostar por una economía basada en servicios, gracias a su capital humano calificado.
Ese modelo de atracción de inversión extranjera es algo que difícilmente un presidente podría revertir. Tampoco tendría sentido que lo hiciera.
2. No hay tanta plata para el clientelismo
Hugo Chávez financió su gobierno, su popularidad y su influencia exterior con los recursos del petróleo. Nicolás Maduro y compañía todavía viven de ese crédito, aunque hoy con mucha menor influencia. Costa Rica tiene muy poco margen de acción para “comprar a los pobres” de la forma en que lo hizo Chávez, pues es una economía sin recursos para eso, con alto déficit fiscal.
3. Las instituciones en Costa Rica son sólidas
Es irreal pensar que un presidente electo en Costa Rica se adueñaría de los poderes como en otras democracias de la región. Recientemente, hablaba con Evelyn Villarreal, experta en política de América Latina y me decía: “En Uruguay y en Chile, el triunfo de la izquierda no significó borrón y cuenta nueva, porque hay toda una institucionalidad fuerte que funciona, los partidos están limitados por el Estado de Derecho, y por una sociedad civil muy educada, que no les permitirá pasarse de la raya”.
4. Niveles de pobreza escandalosos
Para Chávez fue sencillo tomar la bandera de los excluidos, que eran según las cifras de 1998, el 49% de la población. No es lo mismo un país con la mitad de la gente sumida en la pobreza, que uno como Costa Rica, con una amplia clase media y una menor proporción de hogares bajo la línea de pobreza.
5. Ausencia de fuerzas armadas
En Costa Rica no hay ejército, lo que prácticamente imposibilita el escenario de un líder represivo que tome (o se quede) en el poder por la fuerza, o por reformas arbitrarias a la carta magna. Además, la tradición democrática del país expulsaría por sí solo el más mínimo intento de golpe. En el caso venezolano, la vocación militar del caudillo fue crucial para su ascenso.
6. Democracia plena vs. democracia oprimida
Antes de poner en Facebook: ‘Ticos, yo no quiero esto para mi pueblo… piensen bien su voto’, hay que entender que son historias democráticas totalmente distintas.
Venezuela sufrió dos terribles dictaduras: la de Juan Vicente Gómez (1908-1935) y la Marcos Pérez Jiménez (1952-1958), llenas de represión, nepotismo y corrupción. Cuando regresó la democracia en el 58, tres de los principales partidos: Acción Democrática, AD; el Comité de Organización Política Electoral Independiente, COPEI; y la Unión Republicana Democrática, URD; se turnaron el poder durante 40 años hasta el hastío y el levantamiento de Chávez en 1998.
En ese periodo, la economía venezolana fue cayendo gradualmente en la inestabilidad, la negligencia en la gestión, el rezago social y la desigualdad pese a ser un país rico.
Luego vino Chávez e impulsó algunos indicadores sociales a cambio de un altísimo precio, dividiendo al país, acribillando la economía, profundizando la violencia y cayendo en el mismo ciclo de corrupción de quienes combatía.
La historia política de Venezuela es una historia de abusos por parte de todos, de la derecha, del centro y de la izquierda. Costa Rica es una democracia plena que ha celebrado 17 elecciones consecutivas, y es uno de los pocos países en el mundo que puede decir que tiene más de un siglo sin dictaduras.
Así que no comparemos sin conocer contextos. Una campaña basada en mentiras, nos hace parecer involucionados, desinformados y desesperados.
Podemos ser más que eso. Somos más que eso.
Juan Manuel Fernández C.
@juanma_cr
Foto: Flickr Presidencia de Venezuela
